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domingo, 21 de marzo de 2010

Proteínas fotorreceptoras: materiales inteligentes para la electrónica del próximo milenio

Las proteínas se pueden describir como "materiales inteligentes". A escala molecular muestran un comportamiento dinámico, una proeza todavía no conseguida por la tecnología. En particular, las proteínas fotorreceptoras son capaces de convertir directamente la luz en señal. Las aplicaciones técnicas en estudio que utilizan los mecanismos optoeléctricos de estas proteínas fotorreceptoras podrían satisfacer algunas de las cada vez más frecuentes demandas de las tecnologías de la información actuales.

Relevancia: Las tecnologías de la información, y la microelectrónica con ellas, seguirán siendo una de las más importantes áreas de crecimiento en las próximas décadas. La extrapolación de la tendencia actual a la disminución del tamaño, al aumento de la densidad de almacenamiento y a la bajada de los costes tropieza con obstáculos físicos. No obstante, algunos de estos obstáculos se podrían abordar haciendo uso de sistemas biológicos. Conceptos estratégicos de financiación que implican al mundo de la universidad y la industria, una formación más interdisciplinaria y la normalización podrían estimular estas prometedoras tecnologías interdisciplinarias.

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Introducción

La tendencia actual de las tecnologías de la información (TI) es disminuir las dimensiones hasta la escala macromolecular (nanométrica). Esto da lugar a mayores costes de producción y aumenta los efectos físicos que complicarán el diseño de los sistemas tecnológicos habituales. Por tanto, si las TI tienen que seguir avanzando en esta dirección, se beneficiarían de los materiales inteligentes que son capaces de ofrecer un rendimiento óptimo a partir de estructuras tan pequeñas.

Las proteínas son los obreros de la función celular. A nivel molecular intervienen en funciones de catálisis, generación de señales, protección y barrera. La evolución las ha hecho óptimas para ofrecer a escala molecular un rendimiento dinámico que las tecnologías actuales no han podido conseguir. Un reto importante para los ingenieros del siglo XXI es aprender de las construcciones inteligentes de la naturaleza y encontrar la forma de utilizar proteínas como unidades funcionales e incorporarlas a los dispositivos tecnológicos. El IPTS Report ya ha descrito el uso de proteínas en las tecnologías de biosensores (Demicheli, 1996), en las que las interacciones específicas de moléculas con proteínas se pueden utilizar para detectar, por ejemplo, glucosa en el diagnóstico de la diabetes o alcohol en los análisis farmacológicos.

Las proteínas fotorreceptoras son proteínas capaces de convertir la luz directamente en señal. Este proceso implica la formación de un dipolo eléctrico y va acompañado de un cambio de color de la proteína. Estas características optoeléctricas son las que permiten utilizarlas como "material inteligente". Durante los últimos 30 años, los bioquímicos han analizado en detalle la estructura y funcionamiento de estas proteínas. La bacteriorrodopsina (BR) es el ejemplo de proteína fotorreceptora mejor estudiado y tiene diversas aplicaciones técnicas, como se explica a continuación con más detalle.

La bacteriorrodopsina (BR) se encuentra en la membrana de algunas bacterias, donde absorbe luz y la convierte en energía celular para la bacteria. Estructuralmente es muy similar a la rodopsina, pigmento de la visión de los mamíferos. La proteína amarilla fotoactiva (PYP) también es una proteína bacteriana, con las mismas características fotocinéticas y fotocrómicas que la BR. Como la PYP es hidrosoluble, se adecúa mejor a aquellas situaciones en las que hay que utilizar un disolvente acuoso como medio óptico y en las que es necesario reducir al mínimo la dispersión de la luz.

Otras proteínas fotorreceptoras también pueden tener aplicaciones técnicas. En 1985, por ejemplo, Deisenhofer, Huber y Michel recibieron el Premio Nobel por haber determinado la estructura del centro activo de la reacción fotosintética. La proteína de la membrana es el sitio de la fotosíntesis donde la energía luminosa se convierte en energía electroquímica. Técnicamente es interesante debido a la rápida excitación y transferencia de electrones en las que interviene.

Aplicaciones técnicas de la bacteriorrodopsina (BR)

Cuando la BR absorbe la luz se producen una serie de cambios en la estructura de la proteína acompañados de una alteración de su color. Durante este proceso se transfiere una carga positiva desde el interior al exterior de la célula, lo que es fundamental para el posterior mecanismo de almacenamiento de energía en la bacteria. Diferentes aspectos del proceso de conversión de la luz se pueden utilizar por separado para diversas aplicaciones técnicas (Hampp, 1998):

Cuando se la ilumina, la BR transporta carga eléctrica en una dirección y produce energía electrostática. Este mecanismo tiene distintas aplicaciones técnicas potenciales en el campo de la tecnología fotovoltaica y es de esperar que en unos 10 años se puedan llevar a la práctica en forma de células fotovoltaicas basadas en el centro activo de la reacción fotosintética (Hampp, 1998), aunque los prototipos iniciales se prevén mucho antes (Nicolini, 1996).

La transferencia de carga originada por iluminación de la BR también se puede utilizar para generar una señal eléctrica. Esta propiedad fotoeléctrica se puede utilizar en los convertidores fotoeléctricos de imágenes, como los detectores de movimiento y las retinas artificiales. El desarrollo de los primeros prototipos se espera para dentro de 2-3 años (Hampp, 1998).

Durante el proceso de conversión de luz en energía, el cambio de color se realiza en varias etapas. Esta propiedad fotocrómica puede explotarse para moduladores de luz, en ensayos no destructivos de materiales y en monitores de alta resolución. En este campo, los prototipos ya se están perfeccionando y se encuentran a la espera de su salida al mercado (Hampp, 1998).

Las técnicas de ingeniería genética se pueden utilizar para estabilizar los dos estados naturales de la molécula de BR de forma que sea posible pasar de uno a otro utilizando luz de diferentes colores. Si asignamos valores binarios 0 y 1 a cada uno de los dos estados podría utilizarse un conjunto de moléculas de BR para almacenar datos. Como se pueden almacenar varias películas de BR unas sobre otras, se está intentando conseguir memorias 3D basadas en BR. El tamaño relativamente pequeño de la proteína podría traducirse en memorias basadas en BR que podrían ofrecer enormes capacidades de almacenamiento por unidad de volumen.

El futuro del `biochip¿

El `bioordenador¿ o `biochip¿, como lo llamaremos en este artículo, se refiere a un material semejante a un ordenador o a un chip, producido por un organismo vivo. Aunque este enfoque ofrece la posibilidad de un ahorro potencial significativo en coste y tamaño, aún está algo lejos de ser una realidad. La Agencia Japonesa de Planificación Económica anunció durante su programa nacional de tecnologías bioelectrónicas que no esperaba el primer `bioordenador¿ antes del 2020 (Ostasien-Institut, 1992).

Un grupo de la Universidad de Siracusa dirigido por el Profesor Birge está explorando el uso de la proteína fotorreceptora BR en memorias ópticas de tres dimensiones y en procesadores asociativos paralelos (Birge, 1992). Sin embargo, la viabilidad técnica todavía no está asegurada; muchos de los componentes ópticos clave que se necesitan todavía se encuentran en fase de desarrollo y la gestión de las propiedades físicas de la proteína que no se desea que aparezcan requiere soluciones técnicas complejas (Birge, 1997).

Con otros materiales orgánicos ya se han podido llevar a cabo las primeras etapas para la ejecución técnica de tecnologías informáticas con polímeros. Por ejemplo, Bell Labs de Canadá (AT&T/Lucent Technology I+D) ya reivindica haber producido transistores poliméricos (Bell Labs News, marzo 1998). Han estado trabajando en colaboración con una empresa noruega, Opticom ASA, que declara ser la primera empresa en haber creado una memoria y una arquitectura de procesos capaz de funcionar exclusivamente con componentes orgánicos (Opticom ASA, 1998). Los laboratorios de investigación de Philips en Holanda también han desarrollado satisfactoriamente circuitos integrados complejos compuestos únicamente por polímeros sobre placas flexibles (Drury
et al., 1998). La simplicidad del proceso de fabricación en comparación con la litografía ordinaria de silicio promete en el futuro circuitos muy baratos. No obstante, las prestaciones de los circuitos compuestos totalmente por polímeros construidos hasta ahora son mucho menos impresionantes que las que se consiguen actualmente con las tecnologías basadas en silicio. Sin embargo, la velocidad y la potencia de cálculo no son esenciales para las aplicaciones de la electrónica plástica para las que se piensan utilizar. La combinación del coste potencialmente bajo y de la flexibilidad mecánica hace que estos materiales sean ideales para productos electrónicos desechables de elevado volumen, por ejemplo artículos de consumo y etiquetas para equipajes (Ziemelis, 1998). Para incrementar la conductividad de los polímeros se prevén diferentes soluciones técnicas que podrían llevarse a cabo en los próximos 5 o 10 años. Aún así queda la cuestión de si estos sistemas poliméricos podrán actuar de forma comparable a como lo hagan para entonces los sistemas basados en silicio.

Actividades internacionales de I+D en el área de la bioelectrónica basada en proteínas

En Europa, los investigadores trabajan actualmente en el desarrollo de dispositivos bioelectrónicos/bioeléctricos basados en proteínas fotorreceptoras. Un grupo de investigación de la Universidad de Marburg, bajo la dirección del Profesor Hampp y con financiación del Ministerio de Educación, Ciencia, Investigación y Tecnología alemán, está consiguiendo avances en sistemas basados en BR, en colaboración con biotecnólogos (Prof. D. Oesterhelt, Instituto Max Planck de Bioquímica de Martinsried) e ingenieros mecánicos (industria). Hasta la fecha han conseguido varios dispositivos eléctricos basados en BR entre los que se encuentran dispositivos de reconocimiento holográfico, interferómetros holográficos para ensayos no destructivos de materiales cerámicos y monitores de alta resolución.

En Italia se está llevando a cabo un programa de investigación en el campo de la bioelectrónica dirigido por la Fundación El.B.A. (Electrónica y Biotecnología Avanzadas). Este organismo surgió del programa nacional de tecnologías bioelectrónicas (Polo Nazionale Bioeletronica, PNB) en colaboración con la Academia de Ciencias de Rusia y el Instituto Jefferson para el Cáncer de Filadelfia, Estados Unidos. El El.B.A. ha obtenido éxitos en sus proyectos de microelectrónica y biotecnología, pero con el fin de mejorar sus resultados se creó un Parque Científico y Tecnológico en la Isla de Elba bajo la dirección del Prof. Nicolini, y actualmente trabaja extensamente con industrias a nivel internacional, en dispositivos basados en proteínas fotorreceptoras para monitores, detectores de movimiento y células fotovoltaicas.

Gracias a la preocupación de Japón por mantener su posición internacional dominante como productor de dispositivos electrónicos, el programa `Biosensor, Biodevice and Biocomputer¿ se convirtió en 1986 en el principal programa nacional de I+D del Ministerio de Industria y Economía Internacional (MITI) (Ostasien-Institut, 1992). Aunque el programa especial del MITI terminó en 1996, la industria todavía lleva a cabo actividades de I+D en el campo de la bioelectrónica. Los datos de solicitud de patentes indican que Fujitsu y Sanyo Electric Co., por ejemplo, trabajan en el desarrollo de electrónica basada en BR.

En Estados Unidos, el organismo para los proyectos de investigación avanzada en defensa (DARPA, Defence Advanced Research Projects Agency) ha concedido diversas ayudas a las pequeñas empresas para investigación innovadora en sistemas basados en BR. En los últimos 6 años, estas ayudas fueron concedidas a ocho PYME, que colaboran en estos proyectos con grupos de investigación de universidades americanas. Los temas de los proyectos incluyen lentes protectoras antirrayos láser, moduladores espaciales de luz, cámaras holográficas de alta velocidad, interferómetros para seguimiento en tiempo real del crecimiento de cristales y memorias ópticas en 3D (Base de datos DARPA).

Comercialización y medidas necesarias

Hay una serie de características técnicas que dotan a los dispositivos electrónicos basados en proteínas fotorreceptoras de ventajas sobre las tecnologías ordinarias. En el caso de la BR, como ejemplo de proteína fotorreceptora, son:

El hecho de que las propiedades optoelectrónicas de la BR sean reversibles implica la posibilidad de ciclos de escritura/lectura/borrado y duración superiores en muchos órdenes de magnitud a los de los pigmentos sintéticos.

Las proteínas fotorreceptoras son de tamaño nanométrico. Además, las proteínas fotorreceptoras están reguladas por la luz, lo que las dota de la ventaja de que a los fotones (emisión luminosa) se les puede hacer converger a mayores densidades que las corrientes eléctricas. Estos dos factores juntos permiten obtener una mayor resolución para utilizarla en monitores, reconocimiento de muestras, detectores luminosos y ensayos no destructivos de materiales. Para el almacenamiento de datos, el pequeño tamaño de las moléculas de BR haría posible la creación de memorias con enorme capacidad basadas en BR.

Como la BR se encuentra en agrupaciones en la membrana bacteriana (en forma de cristales bidimensionales de proteína) es fácil incorporarla en películas poliméricas técnicamente utilizables. Esto simplifica la producción y disminuye los costes de fabricación de los biochips así obtenidos. Además, ya se ha conseguido mejorar la producción de BR mediante el crecimiento de bacterias productoras de BR en fermentadores de 10 m3, lo que permite la producción de cientos de gramos de proteína.

Los materiales basados en proteínas fotorreceptoras son no sólo flexibles, sino que también son no tóxicos y reciclables. En microelectrónica, por ejemplo, se está estudiando la bacteriorrodopsina como elemento matriz funcional en una nueva tecnología microestructural no tóxica para sustancias a base de silicio o para circuitos integrados.

A corto y medio plazo ya se puede prever el desarrollo técnico de una serie de sistemas basados en BR. Estos sistemas utilizan la separación de cargas iniciada por la luz en BR (que se aplica, por ejemplo, a células fotovoltaicas) o la conversión de luz en señales eléctricas que realiza la BR (que se aplica, por ejemplo, a convertidores fotoeléctricos de imágenes). No obstante, sólo la comparación con los rendimientos de las tecnologías existentes, una vez que los prototipos de tales dispositivos estén perfeccionados, probará sus posibilidades en el mercado. Además, las tecnologías objeto de comparación suelen estar basadas en principios físicos bastante diferentes, por lo que se deben establecer normas sobre qué parámetros se pueden utilizar para comparar sus rendimientos de forma efectiva.

Ya se han conseguido prototipos de dispositivos electrónicos basados en la BR que utilizan las propiedades fotocrómicas de BR (es decir, el hecho de que cambia de color al iluminarla) y ahora tienen que someterse a la prueba del mercado. Un ejemplo de ejecución técnica satisfactoria de un sistema basado en BR es un monitor de alta resolución que consigue una resolución de 100 líneas por mm, comparado con las 4 líneas por mm que ofrecen los monitores convencionales. Estos monitores BR son muy adecuados para la telemedicina, donde es muy importante obtener imágenes de alta resolución y contrastes bien definidos para el diagnóstico (Hampp, 1998).

Es evidente, sin embargo, que la introducción satisfactoria en el mercado de una nueva tecnología prometedora depende no sólo de su carácter innovador, sino también de un proceso de comercialización adecuado. Con frecuencia, las tecnologías han fracasado comercialmente porque no se ha tenido éxito para convencer a los mercados de los beneficios que se obtienen al ajustarse a tecnologías nuevas. Una clave para lograrlo es que los creadores del sistema colaboren en el desarrollo de la nueva tecnología con la industria a la que va dirigida. Los buenos resultados del equipo de Marburg al conseguir un interferómetro holográfico BR para ensayos no destructivos de materiales cerámicos en colaboración con un fabricante de cerámica son un buen ejemplo. La financiación del proyecto por parte del Gobierno se repartió entre un equipo de biotecnólogos, ingenieros mecánicos e informáticos que trabajó en el perfeccionamiento del prototipo, y un fabricante de cerámica, que llevó a cabo los ensayos industriales y el ajuste entre el interferómetro nuevo y el sistema. Así se aseguró la creación de una tecnología importante para el mercado de forma adecuada para la industria a la que va dirigida, ampliando la aceptación de la nueva tecnología en los mercados objetivo.

Con el fin de estimular estos nuevos desarrollos tecnológicos, en Japón ya están organizando la formación en bioelectrónica. El Consejo de la Ciencia de Japón está fomentando medidas para garantizar que la bioelectrónica sea una asignatura en los cursos universitarios avanzados. Además, el Instituto de Tecnología de Tokio imparte desde 1988 un curso nuevo de Bioelectrónica en la facultad de biotecnología. Así se garantiza una difusión más amplia del conocimiento sobre biomateriales entre los ingenieros (Ostasien-Institut, 1992). No obstante, se podría cuestionar si son necesarios programas educativos específicos sobre bioelectrónica, o si para la transferencia de conocimiento sería suficiente una estrecha cooperación interdisciplinaria en los respectivos programas de investigación.

Como nota final, debería mencionarse que en este nuevo campo interdisciplinar, en la interfaz entre la electrónica, la informática y la biología, la nomenclatura es aún un serio obstáculo para una comunicación eficiente. La definición de términos como bioinformática, biocomputación y biochip varía enormemente. Para evitar malentendidos y crear un lenguaje científico especializado, sería muy beneficioso que una organización oficial pudiera establecer definiciones claras para el amplio abanico de nuevos conceptos interdisciplinarios. Como ejemplo hemos propuesto una definición para biochip como un chip que incorpora material producido por una célula viva y que funciona acorde con su función biológica.

Castillo P. Jesus A.
C.I. 15430564
CRF

Materiales Autorreparantes

Materiales Autorreparantes


¿Llegará el día en que las grietas se cierren sin ayuda externa antes de que alcancen un tamaño tal que provoque la rotura del componente? Esto parece una utopía, pero ya sucede en la naturaleza. Cuando una persona sufre una pequeña herida, el cuerpo humano reacciona para cerrar la brecha, enviando las plaquetas necesarias para ello, sin que, muchas veces, se precise emplear ninguna sustancia coagulante externa, ya que la proporciona el propio organismo.
Esta reacción de la naturaleza al daño sufrido ha sido la base para desarrollo de los materiales autorreparantes poliméricos, con capacidad de recuperar una gran parte de las propiedades perdidas, sin ninguna o, a lo sumo, con una mínima ayuda exterior. En el caso de materiales cerámicos o metálicos el progreso es mucho más lento, limitándose a unos pasos incipientes.
Al presente son destacables dos tecnologías de autorreparación en materiales poliméricos: la de encapsulado de adhesivo y la térmica.
Como su nombre indica, la primera de ellas consiste en la existencia de una serie de "almacenes" de adhesivo, que se hallan distribuidos lo más homogénea-mente a lo largo del material, de forma que cuando la grieta alcanza uno de ellos se libera el adhesivo que, juntamente con un catalizador, cierra la grieta y polimeriza el material aportado.
Existen dos variedades dentro de esa línea de actuación, según se empleen microcápsulas o tubos que contengan el adhesivo.
INASMET-Tecnalia ha trabajado en esta línea en un proyecto que se ha efectuado para AIRBUS, habiendo conseguido producir una serie de microcápsulas y distribuirlas en una resina polimérica. Este ha sido un primer paso fundamental, para lograr un conocimiento de las dificultades que pueden surgir en el proceso de encapsulado.
El segundo método, que se desarrolla por la Universidad de Bristol en un proyecto para la ESA, es muy similar. La diferencia se halla en el empleo de tubos rellenos de adhesivo en lugar de microcápsulas.
La vía térmica utiliza una metodología de reparación diferente. El material, que se ha desarrollado por la Universidad de Sheffield, consiste en un compuesto de matriz polimérica reforzado con fibras de carbono. La matriz polimérica a su vez está formada por una solución sólida de un polímero termoplástico y otro termoestable.
La única restricción del material termoestable consiste en que sea el adecuado para incorporar las fibras de refuerzo en su seno. Mayores limitaciones ofrece el material termoplástico, lo que limita las posibilidades de selección del mismo, que viene muy condicionado por el termoestable empleado. En este caso, cuando se detecta el daño, la reparación se efectúa calentando el material por algún dispositivo incorporado al mismo.
Este calentamiento es capaz de elevar la temperatura por encima de la de fusión del material termoplástico, que, en consecuencia, se funde y fluye hacia las zonas dañadas, de forma que se sellan las grietas existentes y se restaura la integridad perdida del componente. También en este campo ha trabajado INASMET-Tecnalia dentro en el marco del proyecto antes mencionado.
Se debe recalcar que el desarrollo de los materiales autorreparantes se halla toda-vía en una etapa inicial y queda un largo camino a recorrer antes de alcanzar la meta deseada. Sin embargo, los resulta-dos obtenidos animan a proseguir en el esfuerzo.
Además de la participación en el mencionado proyecto, INASMET-Tecnalia desarrolla en la actualidad diversos estudios relacionados con la creciente demanda que se prevé se producirá en relación con los materiales autorreparantes

Castillo P.  Jesus  A.
C.I. 15430564
CRF

Nanofibras y biomateriales

Nanofibras y biomateriales

El cristal bioactivo está considerado actualmente como el material más biocompatible en el campo de la regeneración ósea debido a su bioactividad, osteoconductividad (capacidad del material para actuar como andamiaje y soportar el acoplamiento celular y la consiguiente formación y deposición de matriz ósea) e incluso osteoinductividad (especie de andamio que ayuda a las células precursoras osteogénicas a diferenciar entre las células óseas maduras). Sin embargo, la fórmula del cristal bioactivo se ha limitado a fibras en la escala del micrón, polvos y bulk. Ahora, investigadores de Corea del Sur y el Reino Unido han fabricado, por primera vez, un cristal bioactivo en forma de nanofibras. Este material, que presenta una bioactividad excelente, podría abrir la puerta al desarrollo de nuevos materiales de regeneración ósea nanoestructurados para la medicina regenerativa y la ingeniería de tejidos.

Se han estudiado materiales para aplicaciones biomédicas con el fin de aumentar y regenerar tejidos humanos que han sufrido algún daño o enfermedad. A lo largo de los últimos diez años la demanda de biomateriales sintéticos ha aumentado significativamente y se han dedicado muchos esfuerzos al área de ingeniería de tejidos y biomateriales.

El Prof. 
Hae-Won Kim, del departamento de Biomateriales Dentales de la Universidad de Dankook, en Corea del Sur, explicó los beneficios del biocristal para Nanowerk: "La mayoría de los estudios en vivo sobre biocristales han confirmado su excelente biocompatibilidad tanto con tejidos duros como blandos. Esto se atribuye principalmente a su capacidad para formar una capa bioactiva en la interfaz en contacto con los tejidos vivos, llamada capa de hidroxicarbonato de apatita (HCA), que equivale a la fase mineral de los tejidos humanos duros. Basándose en amplias investigaciones realizadas en vivo e in vitro, los cristales bioactivos están considerados como uno de los biomateriales más prometedores de la 'próxima generación'".
Castillo P. Jesus A.
C.I. 15430564
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Nanotubos para crear material parecido al vidrio

Nanotubos para crear material parecido al vidrio

Los nanotubos de carbono son un material prometedor para numerosas aplicaciones de alta tecnología debido a sus excepcionales propiedades mecánicas, térmicas, químicas ópticas y eléctricas. Ahora, según un artículo publicado esta semana en nanowerk.com, investigadores de la Universidad Northwestern han utilizado nanotubos metálicos para fabricar unas películas delgadas semitransparentes, altamente conductoras, flexibles y de distintos colores con una apariencia similar al vidrio teñido. Estos resultados, publicados en línea en la revista Nano Letters, podrían dar lugar a mejoras en productos de alta tecnología, como células solares y monitores de pantalla plana.

Las diversas y ejemplares propiedades de los nanotubos de carbono han inspirado una amplia gama de aplicaciones, incluidos transistores, puertas lógicas, conectores, láminas conductoras, fuentes de emisión de campo, emisores de infrarrojos, biosensores, sondas de escáneres, dispositivos nanomecánicos, refuerzos mecánicos, elementos de almacenaje de hidrógeno y soportes catalíticos.

Entre estas aplicaciones, las láminas conductoras transparentes basadas en nanotubos de carbono han atraído mucha atención últimamente. Los conductores transparentes son materiales ópticamente transparentes y eléctricamente conductores. Estos materiales se utilizan con frecuencia como electrodos en monitores de pantalla plana, pantallas táctiles, iluminación de estado sólido y células solares. Con el aumento en la demanda de dispositivos energéticamente eficaces y fuentes de energía alternativas, también está aumentando rápidamente la demanda de láminas conductoras transparentes.

Actualmente, el óxido de estaño indio es el material dominante para las aplicaciones conductoras transparentes. Sin embargo, la relativa escasez de indio unida a la creciente demanda incrementado considerablemente los costes en los últimos cinco años. Además de este problema económico, el óxido de estaño indio tiene una optimización óptica limitada y una pobre flexibilidad mecánica, lo que dificulta su utilización en algunas aplicaciones como los diodos emisores de luz orgánica (OLED) y dispositivos fotovoltaicos orgánicos.

El equipo de Northwestern ha dado un paso importante hacia la identificación de un conductor transparente alternativo. Utilizando una técnica conocida como ultracentrifugación en gradiente de densidad, los investigadores han producido nanotubos de carbono con propiedades ópticas y eléctricas uniformes. Las películas delgadas formadas a partir de estos nanotubos de carbono de elevada pureza presentan una conductividad hasta 10 veces mejor en comparación con los materiales de nanotubos de carbono existentes anteriormente.

Además, la ultracentrifugación en densidad de gradiente permite ordenar los nanotubos según sus propiedades ópticas, lo que posibilita la formación de láminas conductoras semitransparentes de un color dado. Las láminas obtenidas tienen, por tanto, aspecto de vidrio teñido, pero a diferencia de este, estas finas láminas de nanotubos de carbono poseen una conductividad eléctrica y una flexibilidad mecánica elevadas. Esta última propiedad resuelve una de las principales limitaciones del óxido de estaño indio en aplicaciones fotovoltaicas y electrónicas flexibles. 
Castillo P. Jesus A.
C.I. 15430564
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Los chips electrónicos del futuro sólo necesitarán una molécula

Jan Van Ruittenbeek prevé una miniaturización de estos dispositivos
Los chips electrónicos del futuro sólo necesitarán una molécula
El elemento básico para la electrónica del futuro consistirá en una simple molécula. Éste es, al menos, el objetivo de los expertos de todo el mundo que trabajan en la máxima miniaturización posible de los dispositivos electrónicos, combinando una mayor capacidad y almacenaje de memoria con los componentes más pequeños. Jan Van Ruittenbeek, director del laboratorio holandés Kamerlingh Onnes, referente mundial en Física de bajas temperaturas, ha reconocido en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, que el futuro de los dispositivos electrónicos pasa por esta miniaturización, en la que él trabaja desde hace años.
Precisamente, este científico describió las distintas fases de su investigación que se centra en el transporte de corriente a través de hilos compuestos por una sola molécula. "Mi objetivo principal es poder estudiar la resistencia eléctrica de una molécula, comprobar cómo fluye la electricidad, su nivel de respuesta, para después poder amplificar al máximo su capacidad de trabajo. De este modo, podremos llegar a multiplicar de forma considerable la potencialidad de los dispositivos electrónicos del futuro con tan solo una molécula o un átomo", ha señalado Jan Van Ruittenbeek, que hoy ha participado dentro de los Seminarios de Física de la Materia, que como cada año organiza dicho departamento de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza.
Este avance en la electrónica será una realidad en un futuro no muy lejano, según este experto. "Hoy en día, ya no nos sorprendemos, por ejemplo, de que la capacidad y memoria de una sencilla cámara digital sea muchísimo mayor que la del disco duro de los ordenadores que utilizábamos hace apenas diez años. Y volverá a suceder. Es probable que en la próxima década, los dispositivos electrónicos no tengan nada que ver con los que se usan en la actualidad", ha asegurado ante el numeroso público que asistió a su conferencia en la Sala de Grados de la Facultad de Ciencias.
Por otro lado, el investigador Jan Van Ruittenbeek también se ha referido a la posible aplicación que sus investigaciones podrían tener en otros campos, como el de la medicina. "Quizás logremos analizar muestras cada vez más pequeñas, de tal manera, que para una analítica de sangre fuera suficiente con una única molécula de sangre. Eso sería un gran avance, sin duda", ha confirmado.
Asimismo, este investigador, que dirige el laboratorio holandés Heike Kammerling Onnes, hizo alusión a la celebración del centenario del descubrimiento del helio líquido, que se debió al esfuerzo e ingenio del gran científico que ha dado nombre al prestigioso centro.
La conferencia del investigador holandés se enmarca dentro de los Seminarios sobre Física de la Materia Condensada, organizados por Luis Morellón y Agustín Camón, que buscan ofrecer a los investigadores aragoneses una visión multidisciplinar, con la posibilidad de conocer de la mano de sus autores las aplicaciones en otros ámbitos que se derivan del estudio de la Física de la Materia Condensada.
"En el ciclo de seminarios, que cuenta con nueve ponencias, hemos intentado presentar charlas de interés cada vez más general. Y, por eso, no solo hemos procurado contar con temas específicos de nuestra parcela, sino que, en esta ocasión, se ha hecho un esfuerzo por incluir trabajos que utilizan técnicas propias del estudio de la materia condensada en otros campos como la genética o incluso el cambio climático, entre otros", han destacado los organizadores.
De hecho, el campo de investigación en Física de la Materia Condensada es cada vez más creciente y sus logros no sólo adquieren valor científico, sino que también benefician directamente al desarrollo tecnológico de la sociedad actual y a la calidad de vida del ser humano. Existen numerosos ejemplos de ello, quizás el más destacado sea el desarrollo de la electrónica, impulsada por el avance de la física de semiconductores.
La Física de Materia Condensada establece las relaciones entre las propiedades macroscópicas de un material y el comportamiento de sus constituyentes a nivel microscópico o atómico. La sociedad actual tiene un gran interés en conocer propiedades de la materia bajo condiciones externas especiales, como baja temperatura, alta presión o alto vacío, presencia de campos eléctricos y magnéticos, radiación, con el fin de aplicar después estos hallazgos a la vida diaria.
Fuente: Universidad de Zaragoza
Castillo P. Jesus A.
C.I. 15.430.564
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Nuevos materiales se acercan al sueño de la invisibilidad

Nuevos materiales se acercan al sueño de la invisibilidad

Tienen aplicación potencial en antenas, óptica y comunicación.Varios grupos de investigación sitúan a España entre los líderes del sector
Si la luz se deslizara alrededor de los objetos como el agua de un río alrededor de un pie sumergido, los objetos serían invisibles. Los miraríamos y no observaríamos más que el fondo situado detrás. En efecto, la invisibilidad sería posible si la luz se separara, envolviera el objeto como por arte de magia y, en lugar de proyectar una sombra, volviera a unirse detrás de él. Gracias a una nueva generación de productos ultratecnológicos, los metamateriales, esta posibilidad ha dejado de ser una fantasía: el año pasado, investigadores del Reino Unido y EEUU demostraron que se puede moldear la trayectoria de rayos de microondas. Desde entonces, se ha desencadenado una carrera para lograr lo mismo con luz visible, que es el espectro que puede ser percibido por nuestros ojos.
Los metamateriales no son sustancias especiales. De hecho, sus sorprendentes propiedades no surgen de los materiales de los que están compuestos, sino de su arquitectura, de cómo están construidos. Mirados de cerca, tienen una articulada textura de diminutos anillos metálicos, pequeñísimos hilos u otras estructuras no mayores de unas fracciones de milímetro. "Meta quiere decir más allá. Son productos artificiales con propiedades controlables que van más allá de las que exhiben las sustancias naturales", explica Ferran Martín, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y coordinador de la Red Española de Metamateriales (Reme).
"España es una potencia en la investigación en este campo", precisa Martín, y prueba de ello es la gran actividad desarrollada. Del 5 al 8 de febrero, por ejemplo, Barcelona acogió la Semana de los Metamateriales. "Y en septiembre --añade-- se celebrará en Pamplona la conferencia internacional más importante del sector".
Los científicos han fantaseado sobre los metamateriales desde los años 60. Sin embargo, no fue hasta 1999 cuando el científico británico John Pendry propuso una partícula metálica que permitiría por primera vez poner en práctica las especulaciones. "Fue el Big Bang de los metamateriales --comenta Martín--. A partir de entonces se abrió una posibilidad inesperada, la de manipular y canalizar el recorrido de la luz a través de ciertas sustancias, estructurándolas adecuadamente". Por ejemplo, de manera que se pueda deslizar alrededor de la superficie de un cilindro y haga invisible su interior para un detector de microondas. Eso fue exactamente lo que lograron en el 2006 los grupos de David Smith, en EEUU, y John Pendry.
Conseguir el mismo resultado con radiación visible implicaría lograr la invisibilidad. "Sin embargo, siguen en pie muchas dificultades --alerta Martín--. Quizá se puedan resolver fabricando metamateriales de dimensiones nanométricas, es decir, de una milmillonésima parte de metro". No obstante, las inversiones en el sector no faltan. El Departamento de Defensa de EEUU está invirtiendo mucho en investigación básica --prosigue el investigador--, quizá esperando poder fabricar un día escudos de invisibilidad". "Por otro lado, con los metamateriales actualmente disponibles ya se pueden desarrollar aplicaciones en el campo de las telecomunicaciones".
Aplicaciones
El Centro de Investigación en Metamateriales para la Innovación en Tecnologías Electrónica y de las Comunicaciones, de la UAB, ha colaborado con empresas como la multinacional de impresoras Epson o la de defensa y espacio Grupo Thales. Las potenciales aplicaciones tecnológicas incluyen miniaturizar antenas, fabricar componentes ligeros para el espacio, desarrollar piezas para comunicaciones inalámbricas de banda ancha o nuevos sistemas de imágenes para la resonancia magnética. Otros grupos de investigación muy activos en España son el de Ricardo Marqués, en la Universidad de Sevilla, y el de Mario Sorolla, en Navarra.
Oublicado originalmente en Córdoba (España)
Fuente: http://www.ecuadorciencia.org/articulos.asp?id=4129
Castillo P. Jesus A.
C.I. 15430564
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Una revolucionaria ecuación permitirá crear nuevos materiales

Una revolucionaria ecuación permitirá crear nuevos materiales
Ingenieros de la Universidad de Princeton han desarrollado una innovadora ecuación, que sentaría las bases desde el campo teórico para la creación de nuevos materiales más eficientes con aplicación industrial. Dispositivos electrónicos más pequeños, o automóviles con mayor eficiencia energética serían algunos de los beneficios ligados con estos nuevos materiales, de los cuales se conocerían sus principales condiciones antes de su creación. Para arribar a este hallazgo, los especialistas avanzaron sobre una antigua teoría de la física cuántica, formulada originalmente en 1920. Por Pablo Javier Piacente de Tendencias Científicas.
La formulación de una revolucionaria ecuación por parte de ingenieros de la Universidad de Princeton podría desembocar en la creación de nuevos materiales con amplias aplicaciones, que contarían con importantes ventajas en el terreno de la electrónica y la industria automotriz, por ejemplo. El gran avance de esta ecuación está relacionado con la posibilidad de predecir las características más importantes de un nuevo material antes de ser creado.
Para llegar a esta innovación, los ingenieros realizaron en un gran avance en física cuántica, una teoría con más de 80 años de antigüedad, desarrollada en la década de 1920. Esto podría allanar el camino para el desarrollo de nuevos materiales, capaces de conformar dispositivos electrónicos más pequeños y vehículos más eficientes energéticamente.
De esta manera, los investigadores descubrieron una nueva manera de predecir las características más importantes de un nuevo material antes de su creación. La flamante fórmula permite a los ordenadores modelar las propiedades de un material hasta 100.000 veces más rápido que en la actualidad, ampliando enormemente la gama de propiedades que los científicos puedan estudiar en los materiales.
La profesora de ingeniería Emily Carter, de la Universidad de Princeton, fue la directora del proyecto. La innovación fue difundida mediante una nota de prensa del mismo centro de estudios, y también mereció un artículo en la revista científica Physical Review B, de la American Physical Society.
Conocer los materiales en profundidad
Según los especialistas, la mayoría de los materiales no son perfectos para muchas de sus aplicaciones, y precisamente sus fallas son las que terminan evidenciando parte de las propiedades más importantes, al no poder determinarlas previamente. El conocimiento previo de sus características evitaría múltiples inconvenientes.
La nueva ecuación permite modelar hasta un millón de átomos de cada sustancia, acercándose al conocimiento de las propiedades reales de las mismas, algo que lógicamente desembocaría en la confección de materiales con un mayor grado de perfección. Asimismo, se conocerían previamente y en profundidad gran parte de sus condiciones.
Al ofrecer una vista panorámica del comportamiento de las sustancias en el mundo real, la nueva fórmula brinda una excelente herramienta para el desarrollo de nuevos materiales, los cuales pueden ser especialmente creados de acuerdo a las necesidades de nuevas tecnologías en múltiples campos.
Las aplicaciones son realmente infinitas: carrocerías más livianas y aleaciones metálicas más fuertes, por ejemplo, podrían favorecer el desarrollo de vehículos más eficientes energéticamente. Por otro lado, dispositivos electrónicos más pequeños y rápidos podrían ser producidos a partir de nanocables, que contarían con diámetros decenas de miles de veces más pequeños que el de un cabello humano.
Aplicación en nuevos materiales y tecnologías

Esta nueva forma de predecir las propiedades más importantes de las sustancias podría acelerar el desarrollo de nuevos materiales y tecnologías. El significativo avance permitiría a los investigadores ampliar considerablemente la gama de materiales que pueden ser estudiados con fines tecnológicos.
La nueva teoría tiene su origen en la ecuación de Thomas-Fermi, un concepto propuesto por Llewellyn Hilleth Thomas y el premio Nobel Enrico Fermi en 1927. La ecuación es una forma simple de relacionar dos características fundamentales de los átomos y las moléculas. Se especuló con que los electrones poseen su energía como resultado de su movimiento, y que por lo tanto la misma podría calcularse en función de la distribución de los electrones en un material dado.
De esta manera, los electrones que se limitan a una pequeña región tienen mayor energía cinética, mientras que aquellos que se distribuyen en un gran volumen tienen menos energía. En 1964, los científicos Pierre Hohenberg y Walter Kohn (éste último también premio Nobel) demostraron que el concepto de Thomas y Fermi se podía aplicar a los materiales reales.
Analizando las características de semiconductores y metales en base a la teoría de Thomas y Fermi, Emily Carter y su ayudante Chen Huang, estudiante graduado de Princeton, hallaron una ecuación que sirvió para estos dos tipos de materiales, encontrando de esta manera un modelo que podría funcionar para una amplia gama de materiales y permitiría aplicar con precisión la mecánica cuántica a una escala nunca antes posible. La investigación fue financiada por la National Science Foundation.
Fuente: http://www.laflecha.net/canales/ciencia/noticias/una-revolucionaria-ecuacion-permitira-crear-nuevos-materiales/
Castillom P. Jesus A.
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Nuevos materiales para fabricar dispositivos "espintronicos"

Nuevos materiales para fabricar dispositivos "espintronicos"
Un grupo de científicos ha inventado métodos para fabricar una nueva clase de dispositivos electrónicos basados en la propiedad de los electrones conocida como el "espín", en vez de en meramente su carga eléctrica. Este principio de diseño, conocido como espintrónica, podría abrir el camino para lograr un incremento sustancial de la productividad de los dispositivos electrónicos que operan en la escala nanométrica.



(NC&T) Este nuevo desarrollo puede ser un primer paso para lograr el uso de la espintrónica en dispositivos prácticos a temperatura ambiente.
En el campo de la electrónica, los dispositivos basados en la manipulación de las cargas eléctricas se han reducido de tamaño rápidamente, encogiéndose y haciéndose más eficientes desde que aparecieron a mediados del siglo pasado. Pero el progreso en la miniaturización y en la eficiencia está acercándose a un límite tecnológico fundamental, impuesto por la estructura atómica de la materia. Una vez que se han fabricado circuitos que se acercan al tamaño de unos pocos átomos o incluso de un solo átomo, simplemente ya no se pueden hacer más pequeños.
Para ir más allá de este límite, el equipo del físico Igor Zaliznyak, del Laboratorio Nacional de Brookhaven, ha estado explorando formas de aprovechar el "espín cuántico" de los electrones además de su carga eléctrica.
Se puede pensar en el espín como si fuese un eje de rotación capaz de apuntar en cualquier dirección. Sin embargo, la velocidad de esta rotación no puede ser disminuida, porque la rotación del "espín" del electrón es una propiedad cuántica, es decir, una cantidad fija que no puede cambiar. Alineando los espines de múltiples electrones para que todos apunten en la misma dirección, lo que se conoce como polarización, los científicos esperan crear una corriente de espines además de una corriente de cargas.
El equipo de Brookhaven utiliza el magnetismo para manipular el espín en el grafeno, un material constituido por capas planas de átomos de carbono, cuya organización sigue un patrón hexagonal. Y han propuesto maneras de fabricar materiales consistentes en capas de grafeno combinadas con capas magnéticas y no magnéticas.
Se espera que estas multicapas mantengan sus propiedades a temperatura ambiente, un requisito práctico importante para los dispositivos espintrónicos. Organizando de modo apropiado la magnetización de las capas magnéticas, éstas pueden emplearse para crear un espectro completo de dispositivos espintrónicos, incluyendo transistores, puertas lógicas y microchips reescribibles, entre muchos otros. Al utilizar el magnetismo para la manipulación del espín también se abren apasionantes posibilidades para crear dispositivos activos, reescribibles y reconfigurables, cuya función cambie dependiendo del patrón de magnetización escrito en el medio magnético.
El grafeno es bastante sorprendente. Debido a las especiales características del material, en él los electrones se comportan de manera tal que su masa "desaparece" a efectos prácticos; en otras palabras, se mueven sin inercia, como los rayos de luz o las partículas aceleradas a velocidades relativistas cercanas a la de la luz.
fuente: http://www.electronicafacil.net/archivo-noticias/electronica/Article6805.php
Castillo P. Jesus A.
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Nuevos materiales para la electrónica del futuro

Varios científicos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) han creado materiales artificiales con nuevas propiedades que abren una nueva vía para los dispositivos electrónicos del futuro, según ha informado este centro universitario.

Los científicos del Grupo de Física de Materiales Complejos de la UCM han producido heteroestructuras que alternan capas de titanato de estroncio y manganita de lantano, dos materiales aislantes que, sin embargo, unidos dan lugar a dos efectos hasta ahora inesperados: magnetismo y elevada conductividad eléctrica en la interfase entre ambos.

A juicio de los expertos, el resultado científico es de gran relevancia, ya que muestra la posibilidad de controlar la estructura electrónica de los materiales para obtener funcionalidades específicas. De esta forma, se propone la utilización de estos resultados para la implementación práctica de dispositivos de electrónica de óxidos como uniones túnel magnéticas (muy relevantes para el almacenamiento magnético de información) o dispositivos de efecto campo (transistores) controlados por campo magnético que pueden ser de utilidad como nuevos sensores.

Según explica la UCM, durante el siglo XX los dispositivos electrónicos han tenido una profunda influencia sobre la calidad de vida revolucionando las comunicaciones, la computación, la manufactura, y el transporte.
Castillo P. Jesus A.
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Nuevos materiales para los dispositivos electrónicos

Nuevos materiales para los dispositivos electrónicos

Científicos de la UCM trabajan con estructuras artificiales nanoestructuradas basadas en óxidos complejos

Una investigación de la que forman parte el CSIC y la Universidad Complutense de Madrid ha dado como resultado la producción de nuevos materiales artificiales nanoestructurados basados en óxidos complejos que serán utilizados para diseñar nuevos comportamientos y funcionalidades, implentando los dispositivos electrónicos.

Los dispositivos de electrónica de óxidos como uniones túnel magnéticas, muy relevantes para el almacenamiento magnético de información, o los dispositivos de efecto campo (transistores) se implementarán gracias a los nuevos materiales artificiales que ha conseguido desarrollar un grupo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Los novedosos materiales nanoestructurados están basados en óxidos complejos para el control de las propiedades de la interfase, permitiendo diseñar nuevos comportamientos y funcionalidades. Un informe publicado en la revista científica
'Advanced Materials' explica que los científicos han producido heteroestructuras que alternan capas de titanato de estroncio, y manganita de lantano, dos materiales aislantes, que sin embargo unidos dan lugar a dos efectos hasta ahora inesperados: magnetismo y elevada conductividad eléctrica en la interfase entre ambos. La imagen directa de estas interfases ha sido obtenida por científicos del Laboratorio Nacional de Oak Ridge (Estados Unidos) utilizando un microscopio electrónico de transmisión-barrido de última generación y con resolución por debajo de 0.1 nm.

La investigación abre la puerta al control de la estructura electrónica de la interfase para obtener funcionalidades específicas. Durante el siglo XX los dispositivos electrónicos han tenido una profunda influencia sobre la calidad de vida revolucionando las comunicaciones, la computación, la manufactura, y el transporte.

Con este avance, se abre una nueva vía para los dispositivos electrónicos del futuro. Los responsables de este avance son el Grupo de Física de Materiales Complejos de la UCM, perteneciente a la Unidad Asociada Materiales y Heteroestructuras para Espintrónica con el Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC, donde se ha realizado la caracterización magnética y de transporte.
Castillo P. Jesus A.
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Nuevos materiales para la electrónica

Nuevos materiales para la electrónica
Investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) han sintetizado dos nuevos materiales híbridos orgánico-inorgánico interesantes para aplicaciones en dispositivos electrónicos. El primero de ellos se magnetiza bajo un pequeño campo magnético externo, mientras que el segundo puede ser modificado eléctrica y magnéticamente sólo con estímulos térmicos.
Una línea muy intensa de la investigación actual en nuevos materiales es conseguir compuestos con propiedades magnéticas y eléctricas modulables y controlables, cuyo destino principal serían futuras aplicaciones en el campo de la electrónica.
Investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC), del Laboratorio Davy-Faraday de la Royal Institution (Reino Unido) y de la Universidad de Innsbruck (Austria), han sintetizado un material híbrido orgánico-inorgánico que se ordena magnéticamente a bajas temperaturas, convirtiéndose en un ferrimagneto.
Esta propiedad magnética se ha podido correlacionar con los cambios estructurales de del material cristalino. Así lo han podido ver los investigadores, que han resuelto la estructura a 213, 187, 161, 130 y 123 grados Kelvin (equivalentes a -60, -86, -112, -143 y -150 grados C). El volumen de las celdas del cristal decrece a medida que la temperatura desciende y se produce un cambio más brusco a 123 grados K debido a una transición de fase. A la vez que se modifica su estructura, también lo hace su comportamiento magnético debido a una mayor interacción entre los componentes del material. Al llegar a 6.6 grados kelvin (266,4 grados C bajo cero) el material se magnetiza espontáneamente bajo un campo magnético externo débil. Por el contrario, si el campo magnético aplicado es mayor, no se observa ordenamiento magnético.
Aquí recae la singularidad de este material, explica Concepción Rovira, investigadora del Instituto de Ciencia de Materiales, "ya que se le puede inducir una magnetización simplemente con sutiles diferencias experimentales, lo cual es sumamente interesante para posibles aplicaciones de este material en dispositivos electrónicos".
Cambios en magnetismo a través de la temperatura
En una línea semejante, los mismos investigadores del ICMAB-CSIC y de la Universidad de Innsbruck juntamente con investigadores del Instituto de Problemas Químico-Físicos de Chernogolovka (RAS) en Rusia, están trabajando en nuevos sistemas químicos capaces de presentar cambios en sus propiedades a temperaturas más asequibles

Se ha conseguido un éxito con la síntesis de un nuevo material conductor que presenta varias formas polimórficas que se interconvierten reversiblemente a temperaturas de 395 y 185 grados Kelvin (equivalentes a 122 y -88 grados C) es decir unos 100 grados por encima y por debajo de la temperatura ambiente.
Los estudios estructurales, de conductividad y magnetismo muestran que las distintas fases del material tienen comportamientos eléctricos y magnéticos diferentes por lo que, en estos materiales, un pequeño estímulo térmico puede inducir cambios en sus propiedades.
Los dos tipos de materiales están basados en sales de derivados del TTF (tetrathiafulvaleno), compuesto que desde el descubrimiento del primer metal orgánico en 1972 está resultando clave en esta área. Desde hace pocos años, se intenta desarrollar materiales que combinen las propiedades de conductividad y magnetismo así como estabilidad para su aplicación en dispositivos electrónicos.
Íntima relación entre estructura y propiedades
La manera en que están ordenadas las moléculas de un material como, por ejemplo, un cristal, determina sus propiedades. Si un material es sometido a cambios externos, como variaciones en la temperatura, la presión o la irradiación, puede modificarse la estructura y, por tanto, se obtienen nuevas propiedades y nuevas posibles aplicaciones.
Al variar estos estímulos externos, el material pasa de una estructura a otra "como si fuera un interruptor", indica concepción Rovira. En el caso de estos compuestos híbridos se ha logrado que estas variaciones sean muy sutiles, lo que los hace "singularmente interesantes para posibles aplicaciones en dispositivos electrónicos", añade.
Además, la naturaleza orgánica de estos materiales (formados por carbono, hidrógeno y azufre) hace que sean "más flexibles y procesables, es decir, que se puedan adaptar e integrar mejor en circuitos electrónicos".

Más información:
Institut de Ciència de Materials de Barcelona
Susana Garelik
Telf. 935 80 18 53
s.garelik@icmab.es

Jesus Antonio Castillo Parra
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